Lecturas: Tilde, tilde, cruz | Fundación La Balandra

Tal vez no sea para nada casual que una historia cuyo protagonista está anclado en la inmadurez haya resultado ganadora, en 2019, del Premio Gombrowicz de Novela. Porque Laurita, el personaje que narra y protagoniza Tilde, tilde, cruz, es eminentemente inmadura. Tiene casi treinta años, y por momentos aparenta once. Vive en Epecuén, un pueblo al oeste de la provincia de Buenos Aires que, en el mundo real pero no en la ficción, está actualmente en ruinas. Laurita quedó ahí al cuidado de su padre,

Orígenes de una postal porteña

Cualquiera que camine por la 9 de Julio y se encuentre ante el edificio del Teatro Colón, probablemente se detenga a admirar los detalles de la fachada, la convivencia de esa arquitectura ecléctica con el paisaje urbano de la avenida. Sin embargo, esa es la cara trasera del edificio, la que da al este, al río: por allí acceden los artistas y el personal del Teatro. Es sobre la calle Libertad que se encuentra la entrada principal, por donde el público ingresa a las ubicaciones más privilegiadas